Y si todo fuera un sueño y yo una onírica viajera y si cada paso no existiera más allá del delicado espacio de mi mente adormilada y si cada aliento que me abraza fuera sólo el viento que me sueña y si cada uno de mis mil latidos no existiera más que en mi propio vacío y si yo que sueño no soñara y si yo que sueño despertara...
Maldices el destino. Como si fuese un camino marcado con fuego, Laberinto imposible, acertijo iracundo. No atinamos a ver sus razones doradas, Sus fractales de siete preguntas que apuntan al cielo. Somos más que una línea que sube y que baja Entre dos cartesianas opciones, Somos mente que corre a través de espirales con vida. Sabes tú que sin duda movimos la cien coordenadas, Que el amor que parió como espada no aquieta los aires, Que los sueños se pudren, marinados, de tanto pensarlos. El destino regresa en un caos perfecto de nudo infinito, No es posible atraparlo. Tan sólo mirarlo en eterno molino de tiempo y espacio, Incontable proceso de hilos tejidos en causa y efecto, Sección áurea en tu piel transvital de pendular textura, Estelar caracol que contiene el misterio infalible.
Soy aprendiz de la vida, a la que considero un gran regalo; me asombran todas las posibilidades de cada momento; aspiro a llenar mi corazón de gratitud por cada latido y experiencia.