tal y como esculpe cada atardecer a mis volcanes
entregado, libre, con plena presencia, paulatinamente.
Porque es cada momento, cada parpadeo
lo que contiene el total de los soplos de mi vida
porque de extraviar alguno perdería
el sutil aroma del pensamiento que lo habita
me perdería de ti, pero especialmente de mi
y de mis preciados espacios de silencio.